martes, 14 de abril de 2009

ANTE EL 1 DE MAYO

Los sindicatos de siempre, los mayoritarios, volverán a lanzar las campanas al viento. En un ambiente festivo, con música de charangas, recordarán los logros que han conseguido durante estos últimos años. Exigirán nuevos derechos cargados de cierto tinte alarmista por si de nuevo gana la derecha.
Atrás quedaron aquellos tiempos en que los trabajadores se agrupaban en sindicatos con aspiraciones revolucionarias. En la actualidad se limitan a pedir tímidas reformas legislativas y/o económicas que pronto volverán a olvidar.
La amnesia suele convertirse en una enfermedad grave entre los profesionales de la política, sobre todo si quien gobierna es de su mismo color. ¿Dónde está la jornada laboral de 35 horas semanales que exigían al PP? ¿Cuándo desaparecieron los incrementos salariales? ¿qué ha ocurrido con el trabajo fijo que todos los años reclaman y nunca consiguen? ¿Qué hay de la participación del trabajador en los beneficios de la empresa?
Desde luego estos sindicatos no son los revolucionarios de antaño. Hoy por hoy llevan a cabo negociaciones colectivas sectoriales discriminando al resto de los trabajadores. Médicos, pilotos, banqueros, por poner algún ejemplo, realizan sus negociaciones a parte sin que nadie pueda opinar al respecto. En cambio transportistas, agricultores,, por citar algunos sectores olvidados, han dejado de apoyar a estos señoritos de izquierda. Resulta curioso descubrir a “liberados” de la banca entre los profesionales de los sindicatos.
Pero no todo son rosas pues uno de los principales problemas que se les plantea es que el elevado número de burócratas que hay entre sus filas es demasiado elevado para la escasez de militancia. El número de afiliados no permite una organización fuerte por lo que necesitan las subvencione estatales, o los beneficios de su “patrimonio histórico”. De esta manera se encuentran sujetos a los intereses del partido gobernante, independientemente de su color, y este a cambio les permite negociar con los empresarios, o ser los gestores de los trabajadores para conseguir las migajas de un despido algo digno.
Este año abusaran del término crisis. Esperemos que sean tan generosos como para repartir sus sueldos con los trabajadores en paro. Observemos que Francia, con la mitad de parados, ya ha sufrido una huelga general. El señor Zapatero puede presumir entre sus aliados europeos lo bien domesticados que se encuentran los sindicatos españoles.
Nosotros pensamos que el verdadero sindicalismo es el que surge de las manos agrietadas de los obreros. Queremos y exigimos una España sindicalista donde se reconozca el esfuerzo de los trabajadores, donde la justicia social no sea algo escondido en un armario.
Queremos un sueldo digno, un trabajo fijo, una actitud revolucionaria frente a los progresistas burgueses. Exigimos responsabilidades a todos esos burócratas que viven a costa del esfuerzo de los demás.
Y estas reformas sólo podrán ser llevadas a cabo en un estado nacional sindicalista. Por eso gritaremos a los españoles. ¡TRABAJADOR DESPIERTA! ¡NO TE DEJES ENGAÑAR POR LOS CANTOS DE SIRENA DE LOS SINDICATOS! LA VERDADERA REVOLUCION ESTA EN LA FALANGE.

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